“Género y las Políticas de Empleo en Bolivia”

¿Qué se ha hecho para enfrentar las desigualdades de género en el mercado de trabajo en Bolivia? ¿Hasta qué punto se han implementado estrategias y políticas de empleo orientadas hacia las mujeres? ¿Cómo se crean empleos para los sectores más vulnerables en una economía?

“El Estado promoverá la incorporación de las mujeres al trabajo y garantizará la misma remuneración que a los hombres por un trabajo de igual valor,…las mujeres no podrán ser discriminadas o despedidas por su estado civil, situación de embarazo, edad, rasgos físicos o número de hijas o hijos. Se garantiza una inamovilidad laboral de las mujeres en estado de embarazo y de los progenitores, hasta que la hija o hijo cumpla un año de edad.” (CPE, 2009)

¿Qué se ha hecho para enfrentar las desigualdades de género en el mercado de trabajo en Bolivia? ¿Hasta qué punto se han implementado estrategias y políticas de empleo orientadas hacia las mujeres? ¿Cómo se crean empleos para los sectores más vulnerables en una economía?

La nueva constitución política del estado promulgada en el 2009 identifica de manera claramente el compromiso del Estado en la reducción de las desigualdades de género en el mercado de trabajo asegurando que las mujeres entren al mercado de trabajo en igualdad de oportunidades y percibiendo iguales ingresos que los hombres por trabajos de igual valor. Se incluye además el derecho a tener y cuidar de una familia, tanto para hombres como para mujeres. Esto último sin duda representa una de las más importantes características de este compromiso por parte del Estado ya que reconoce que el enfrentar las desigualdades de género en el mercado de trabajo pasa necesariamente por cambiar las percepciones de la sociedad en su conjunto que actualmente de manera casi “natural” asignan los roles y obligaciones familiares exclusivamente a las mujeres.

Estudios sobre empleo y desempleo en Bolivia han mostrado que el desempleo es y ha sido siempre mayor entre las mujeres, lo que confirma que para las mujeres las necesidades de empleo son mayores que para los hombres. Cualquiera sea la forma de identificar la participación de las mujeres en el mercado de trabajo formal, las mujeres tienden casi siempre a estar menos representadas. No pasa lo mismo en el sector informal, es decir en el empleo  “por cuenta propia,” donde abundan los emprendimientos familiares y donde las mujeres están muy bien representadas. Cuando se identifica el sub-empleo como categoría de análisis, se observa también que una gran mayoría de las mujeres que figuran en las estadísticas como ocupadas, en realidad se encuentran trabajando menos horas de lo que quisieran trabajar y en empleos precarios que difícilmente satisfacen sus necesidades básica.

¿Qué reflejan estas observaciones? En realidad las tendencias del empleo y del desempleo en Bolivia reflejan tres características fundamentales presentes en las desigualdades de género en el mercado de trabajo: (1) las mujeres tienen menores oportunidades de empleo formal, estable, protegido y asociado a mayores ingresos,  (2) para muchas mujeres el empleo precario y por cuenta propia es la única forma de poder conciliar el cuidado de la familia con la necesidad de generar ingresos, y (3) que la efectiva reducción de desigualdades en el mercado de trabajo va más allá de acciones desarrolladas exclusivamente en el mercado de trabajo e incluye fundamentalmente un cambio en la forma de asumir las responsabilidades familiares dentro y fuera del hogar.

¿Hasta qué punto las políticas y programas de empleo en Bolivia han estado orientadas a reducir las desigualdades de género en el mercado de trabajo? ¿Cómo se han identificado las necesidades de empleo de las mujeres en estos programas?

Políticas y programas en Bolivia: Poco alcance y poco estratégicas

En Bolivia se han desarrollado políticas y programas de empleo que en su mayoría se iniciaron a finales de los 80’s, han sufrido cambios y transformaciones y en algunos casos se encuentran todavía en pleno funcionamiento.

En la práctica, los programas de empleo ejecutados en Bolivia fueron de dos tipos: (1) los orientados a facilitar el mejor funcionamiento del mercado de trabajo (bolsa de empleo y capacitación laboral) conocidos como políticas activas de empleo (2) los que tenían por objetivo reducir los impactos de una pérdida temporal en los ingresos (esquemas de empleo intensivo) que son parte de las llamadas políticas pasivas de empleo.

Un resumen de los programas incluidos en lo que se conoce como políticas activas de empleo que se desarrollaron en los últimos 10 años en Bolivia refleja dos características muy importantes (Cuadro 1). Primero su limitado alcance en términos del número de personas que participan en estos programas, y por lo tanto su limitado impacto a lo largo del tiempo. Segundo, la focalización de los programas en grupos sociales vulnerables (jóvenes y mujeres de bajos ingresos) que demuestra que aun cuando el impacto general en términos de números de personas beneficiadas haya sido bajo, el impacto focalizado puede haber sido significativo[1].

 

Cuadro 1: Las políticas activas de empleo en Bolivia

Fuente: Jiménez E (2009)

 

  Cuadro 2: Los esquemas intensivos de empleo en Bolivia

Fuente: Jiménez E. (2010)

¿Cuál ha sido la participación de las mujeres en todos estos programas? ¿Se ha dado especial atención a mejorar las oportunidades de las mujeres?

Desafortunadamente no se ha recopilado la suficiente información para evaluar el impacto de largo plazo de estos programas. En el caso del Plane, las evaluaciones hechas demuestran que el programa benefició fundamentalmente a personas de bajos ingresos, que una mayoría de los participantes fueron mujeres y que la mayor parte de los salarios fueron destinados a artículos de la canasta alimentaria (Landa, 2003).

Los planes de trabajo e informes elaborados identifican la necesidad de incluir en estos programas a las mujeres como uno de los más importantes grupos vulnerables. Sin embargo, las acciones tomadas para lograr una efectiva participación de mujeres han sido totalmente limitadas. Los esquemas de programas intensivos de empleo como el Plane, donde las mujeres eran precisamente la gran mayoría, no consideraron el hecho de que muchas eran madres y requerían un espacio seguro además de asistencia para el cuidado de sus niños mientras ellas trabajaban. En muchos casos, las trabajadoras se organizaron internamente para compartir los requerimientos de cuidado lo que generalmente se lograba organizando un espacio precario en el mismo lugar de su trabajo, es decir en una calle o terreno cercano a donde les tocaba trabajar. Bajo el principio de que las labores realizadas en proyectos del Plane requerían mayor esfuerzo físico, estos programas prohibieron de manera directa el contrato de mujeres que se encontraban en gestación. Sin embargo, no se ofrecían alternativas laborales por lo que esta fue una forma directa de penalización a la maternidad ejercida precisamente a uno de los grupos más vulnerables de la sociedad.

Una de las excepciones es el programa Fautapo que incluyó un estipendio diario mayor para jóvenes madres que participan en sus programas de entrenamiento orientados a compensar los costos de cuidado del niño en ausencia de la madre

Conclusiones

¿Cómo debería plantearse una política de empleo en Bolivia que además de crear oportunidades para la generación de empleos sostenibles asegure también la reducción y eliminación de las desigualdades de género en el mercado de trabajo? Una política de empleo para una economía y una sociedad como la boliviana debería plantearse en tres niveles. El primer nivel tiene que ver con la propia construcción del modelo de desarrollo y transformación productiva que se planifique y con el hecho de que este modelo integre plenamente la generación de oportunidades de empleo, con todas las implicaciones que esto requiere. El segundo nivel tiene que ver con programas orientados específicamente al funcionamiento del mercado de trabajo como los que se encuentran actualmente en desarrollo pero que tendrían que ser re-estructurados para aumentar su impacto y alcance. Finalmente, un tercer nivel tiene que ver con la erradicación de las desigualdades por género en el mercado de trabajo y con la necesidad de conciliar la vida laboral con la vida familiar de hombres, mujeres y con un cambio de actitudes, percepciones y acciones de la sociedad en su conjunto. La conciliación de la vida familiar con la vida laboral tanto de las mujeres como de los hombres es sin duda el desafío más importante para que una sociedad como la boliviana pueda efectivamente erradicar las desigualdades de género en el mercado de trabajo.

La calidad del empleo es parte de la calidad de vida de una sociedad, y por lo tanto la dignificación del empleo va mas allá de asegurar un salario justo y las condiciones mínimas para el desarrollo del trabajo. Lo que es importante es asegurar que en el largo plazo un trabajo digno asegure no solamente el bienestar económico reflejado en salarios y protección social sino también la realización personal de los trabajadores. Esto tiene que ver con enfrentar las desigualdades de género en el mercado de trabajo con acciones en todos los niveles dirigidas a mejorar las oportunidades de las mujeres y asegurarse que formas de discriminación directa e indirecta asociadas a la maternidad sean eliminadas. Esto implica también el reconocer el derecho a la maternidad y a la paternidad como parte fundamental de la vida de toda persona, independientemente de su condición de género y/o clase social.

La construcción de la institucionalidad laboral orientada a la dignificación del empleo es un proceso de largo plazo. Sin duda, la aprobación de la nueva Constitución política del Estado y la gradual implementación de su normativa ha logrado ya significativos avances. La ley de inmovilidad laboral de futuras madres y padres es sin duda una forma muy efectiva de incentivar la coparticipación de ambos cónyuges en el cuidado de los niños y de la familia en general. La ley antidiscriminación asegura que por primera vez en Bolivia se penalicen las prácticas discriminación abierta en el mercado de trabajo que siempre han estado presentes. Estos avances demuestran que en la Bolivia actual se está avanzando en algunos temas institucionales del mercado de trabajo. Sin embargo, el gran desafío, el de efectivamente incluir la creación de empleos “dignos” en un plan de desarrollo y transformación productiva es todavía un deseo no logrado.
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[1]  Un análisis detallado de las características de estas políticas y programas de empleo puede encontrarse en Jiménez E (2009, 2010).